"Las familias de hoy son las más pequeñas de la historia. Nos casamos a edad avanzada y las mujeres son madres, por primera vez, a los 39. Todo esto genera ansiedad y preocupación. El simple hecho de tener un hijo se convierte en algo muy importante, un enorme esfuerzo, una gran inversión de tiempo y dinero. Con un único hijo, te lo juegas todo a una carta. Nunca tienes la experiencia de lo diferentes que son los niños ni de lo limitada que puede ser tu influencia sobre ellos. Para moldearlos, les aplicamos la cultura del management y los resultados son que nos profesionalizamos como padres y perdemos el contacto con nuestro instinto natural. Hay mucho miedo y mucha presión del entorno para que lo hagamos muy bien, leamos muchos libros, compremos juguetes muy caros, con mucha tecnología y los llevemos a actividades con expertos, cuando, por el contrario, la ciencia nos dice que el juego, el juego espontáneo, es lo más apropiado para desarrollar el cerebro infantil."
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